Te paseas por mi vida con total libertad, libertad por otro lado, que se ha convertido en mi cárcel. Soy un capricho y una molestia a partes iguales. Un capricho por puro aburrimiento, para rellenar esas horas de tedio en las que la mejor opción es mi existencia. Y corro a tu lado sin medir las consecuencias, que no son otras que pasar a ser una molestia.
Entonces vuelvo al destierro de tus caricias y atenciones. Agonizante espera en la que subsisto lejos, en ninguna parte, en la nada. Hasta que de nuevo vuelves a necesitarme, porque eres un caprichoso, sin voluntad para negarte al desahogo y al placer que te proporcionan. Porque me excita, porque a mí también se me antoja que me necesites de esa forma.