
Foto de Amalia J. Catena.
Ella quería parar el tiempo, así que cogió todos los relojes de su casa y se olvidó de ellos metiéndolos en una caja cerrada con llave. Más tarde se acercó al estanque que había hecho construir en un rincón de su jardín y se deshizo de ella arrojándola al agua. Había conseguido aquel remanso de paz combinando ejemplares de el Barbo Dorado, el Pez Abramis Brama, el Cacho y el Goldfish con plantas como el Iris, el Jacinto de agua, los nenúfares y cómo no; la Flor de Loto. Por todo ello y por ser donde había pasado largas tardes sentada sobre el Césped Ribereño que bordeaba el perímetro del estanque, decidió que era el lugar perfecto donde desaparecer del tictac insidioso que marcaba su vida. El tiempo había dejado de existir para ella, ahora se limitaría a continuar sin más. Sigue leyendo “EL JARDÍN ACUÁTICO” →
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